Hay un viaje que implica solamente el cuerpo -uno se mueve de un lugar a otro- pero hay otro tipo que implica el espíritu. En este segundo tipo de viaje uno acaba convirtiéndose en un ser diferente. Un imam sufí del siglo XI, Qushairi, predicaba que sin conocer nunca a un extranjero, jamás descubriremos quienes somos: “el viaje (safar) consiste en descubrir los valores éticos internos de uno mismo”.
Todo viaje empieza con un sueño, con una razón poderosa para conocernos, para explorarnos. Los sueños –que se apelmazan de miedos y de deseos- nos definen, nos hacen protagonistas o títeres de la vida que nos ha tocado vivir. Elegimos entre vivir nuestra propia vida o que la vida nos viva. Al pisar el aeropuerto de Kilimanjaro, albergábamos la inusitada idea de padecer el síndrome de Stendhal, esa enfermedad psicosomática que causa un elevado ritmo cardiaco, vértigo o incluso alucinaciones cuando te expones a una sobredosis de belleza. La belleza de Ngorongoro o el lago de Tanganyika nos cautivó, nos permitió comprender que no hay mejor heroicidad que amar las tierras que nos amparan. Por otro lado, anestesiados de la incesante domesticación de la vida civilizada queríamos embelesarnos con la vida salvaje de Serengueti o de Mahale para comprender que los ecosistemas funcionan gracias a las complejas relaciones que se dan entre plantas, animales y sus ambientes físicos.
En Tanzania, más allá de la majestuosidad de un paisaje o la belleza de la vida salvaje, descubrimos que cuando haces algo que tiene significado para ti, no importa la felicidad o la infelicidad. Con Nuria y David -fundadores de KARIBIA- hemos aprendido que la felicidad es un aquí y ahora que se evapora en un santiamén: estaba y ya no está, y por tanto uno ha de imaginarla de nuevo para volverla a disfrutar. David y Nuria son felices porque son capaces de capear -en el momento adecuado- a la mismísima fatalidad. Han renunciado a esa madurez rancia que consiste en que hagamos con una sonrisa lo que no nos apetece, porque han comprendido que los más felices son los que se esfuerzan por superar el infortunio.
autor: SANTIAGO VILLAR PALLÁS
Escritor, última publicación el poemario “Instantes, ausencias y amores” Europa Ed
En agosto 2021 visitó Kigoma y los proyectos de KARIBIA con su hija Sofía
y unos amigos
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TANZANIA, OUR LIVED AFRICA
There is a journey that involves only the body - one moves from one place to another - but there is another kind that involves the spirit. In this second type of journey, one ends up becoming a different being. A Sufi imam of the eleventh century, Qushairi, preached that without ever meeting a foreigner, we will never discover who we are: "the journey (safar) consists in discovering one's inner ethical values."
Every journey begins with a dream, with a powerful reason to meet us, to explore ourselves. The dreams -which are packed with fears and desires- define us, make us protagonists or puppets of the life that we have to live. We choose between living our own life or having life lives us. Stepping into Kilimanjaro airport, we harboured the unusual idea of suffering from Stendhal syndrome, the psychosomatic illness that causes a high heart rate, vertigo or even hallucinations when exposed to an overdose of beauty. The beauty of Ngorongoro or Lake Tanganyika captivated us, allowed us to understand that there is no better heroism than loving the lands that protect us. On the other hand, anesthetized by the incessant domestication of civilized life, we wanted to enchant ourselves with the wild life of Serengeti or Mahale to understand that ecosystems work thanks to the complex relationships that exist among plants, animals and their physical environments.
In Tanzania, beyond the majesty of a landscape or the beauty of wildlife, we discovered that when you do something that has meaning to you, happiness or unhappiness does not matter. With Nuria and David -founders of KARIBIA- we have learned that happiness is a here and now, that evaporates in a flash: it was there and it is gone, and therefore one has to imagine it again to enjoy it again. David and Nuria are happy because they are capable of riding out -at the right moment- the very fatality. They have renounced that stale maturity that consists of doing with a smile what we do not feel like doing, because they have understood that the happiest are those who strive to overcome misfortune.
author: SANTIAGO VILLAR PALLÁS
Writer, last publication the poems “Instantes, ausencias y amores” Europa Ed
In August 2021 he visited Kigoma and KARIBIA projects with his daughter Sofía
and some friends
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